¿Fuimos honestos en nuestras relaciones comerciales?
¿Fuimos capaces de dejar una huella significativa en nuestros seres queridos?
¿Supimos establecer una rutina que incluya el crecimiento significativo de nuestro ser a partir del estudio y el aprendizaje continuos?
Estas son las primeras tres preguntas que mencionamos ayer. Preguntas últimas que nos serán reveladas al presentarnos frente a las puertas del cielo. (Para quienes no estuvieron ayer: les cuento que en la tradición judía el día del juicio final se presenta a la luz de siete preguntas específicas, que dan cuenta de aquello que hicimos y aquello que dejamos de hacer. Preguntas que recuperamos hoy, no para adelantarnos a lo que ocurrirá cuando lleguemos a los 120, sino para construir aquí en la tierra, el maravilloso reino de los cielos.)
Si fuimos honestos, si dejamos una huella significativa, y si nos dedicamos a crecer en espíritu a partir del aprendizaje continuo, entonces la voz celestial continuará preguntándonos sobre nuestros días en la tierra. La cuarta de las preguntas últimas es: Tzipita liIshua? ¿Anhelaste la salvación?
La cuarta pregunta nos habla del prisma a través del cual entendimos la realidad y nos relacionamos con el mundo. ¿Fuimos de los optimistas o fuimos de los pesimistas? ¿Para cada problema encontramos una solución o para cada solución encontramos un problema? Tzipita liIshua?
Al reflexionar sobre esta pregunta, uno no debe creer que lo que el judaísmo pide es abrazar una actitud de negación cuando nos toca vivir situaciones complicadas. El judaísmo no nos pide escapar hacia el nirvana del desprendimiento que neutraliza todo sufrimiento. Pero lo que el judaísmo sí nos pide, es que podamos enfrentar aquello que nos toca vivir con optimismo y con la frente en alto, no sólo esperanzados en que la salvación llegará desde afuera, sino comprometidos desde lo profundo de nuestro ser para buscar los caminos que nos permitan seguir adelante.
Al reflexionar sobre esta pregunta, por lo tanto, vale la pena recordar las palabras que Ana Frank escribió en su diario, tres semanas antes de ser descubierta y deportada. El 17 de julio de 1944, Ana Frank escribía: “A pesar de todo, yo creo que las personas son realmente buenas en su corazón.” De igual manera, Victor Frankl sostuvo en la misma época que la mayor de nuestras libertades se mide en la posibilidad de elegir libremente la actitud con la que vamos a encarar lo que la vida nos pone por delante. Y por eso, hoy preguntamos: ¿Con qué actitud hemos mirado al mundo? ¿Anhelamos la salvación? Tzipita liIshua?
Vivir con esperanza es vivir sin miedos. Porque, como dice el refrán, vivir con miedo es como vivir a medias. Y por ello, en el cielo nos preguntarán si vivimos nuestras vidas con esperanza, y nos preguntarán cuáles fueron los ejes sobre los que se articuló dicha esperanza. ¿Fuimos optimistas proactivos o fuimos optimistas pasivos, que aun cuando no lloramos por lo que nos tocó vivir, esperamos siempre que fueran otros los que solucionaran los problemas por nosotros? Tzipita liIshua?
Vivir con esperanza es asimismo vivir con la certeza de que Ds se preocupa por nosotros, y de que nos espera en cada una de las decisiones que tomamos, esperanzado Él también en que elijamos con sabiduría el mejor de los caminos posibles. Y por eso, hoy preguntamos: ¿Supimos alzar la mirada y pactar con lo trascendente que anida en nosotros y nos inspira a ser cada vez mejores personas? Tzipita liIshua?
Hacer Teshuva sobre este cuarto interrogante en esta segunda noche de Rosh haShana es una tarea indelegable, ya que la construcción aquí en la tierra del reino de los cielos solo será posible si nos damos el tiempo para responder a esta pregunta con compromiso y valentía.
Si fuimos honestos, si supimos trascender, si apostamos por nuestra propia educación y si nos enfrentamos al mundo con optimismo, entonces en la entrada misma de los cielos habremos de escuchar una quinta pregunta, la cual en realidad se presenta como dos interrogantes en uno: Pilpalta beJojma? ¿Alcanzaste la sabiduría? Y: Ebanta Davar miToj Davar? ¿Hiciste un buen uso de tu capacidad analítica?
Esta quinta pregunta compuesta no hace más que inquirir sobre aquello que aprendimos de la vida. Ya no se trata sólo de fijar tiempos de estudio o de sostener a las instituciones comunitarias y educativas. Ahora se trata de ver qué tanta sabiduría pudimos acuñar a partir de nuestras propias experiencias. De acuerdo a la tradición judía, algún día en el cielo nos van a preguntar si fuimos capaces de aprender de nuestros errores, y si fuimos capaces de crecer en entendimiento y en comprensión. Porque la tradición judía sabe que sólo a partir de aprender de nuestros errores y de rescatar las virtudes y las buenas elecciones tanto propias como ajenas, es que podremos establecer nuestras prioridades y escala de valores. Y es por eso, que desde el cielo se nos preguntará si supimos elegir con sabiduría estableciendo correctamente nuestras prioridades. Pilpalta beJojma? Ebanta Davar miToj Davar?
De nada nos sirve contar con una mente analítica y filosa si luego no sabemos utilizar dicha capacidad para diferenciar entre lo importante y lo banal, entre lo esencial y lo secundario. Tener muchos conocimientos no nos hace personas más sabias, y es por eso que debemos capitalizar las enseñanzas que se van presentando en nuestro camino.
Muchas veces la terrible noticia de una enfermedad terminal se presenta como un disparador que nos hace pensar sobre la manera en que invertimos nuestro tiempo y nuestras energías. Solo frente a la inminencia del final parece que caemos en la cuenta de todo lo que podríamos haber hecho y nunca nos animamos a hacer, o simplemente decidimos postergarlo en aras de objetivos mucho menos relevantes. Y es por eso que al llegar al cielo querrán saber si supimos combinar nuestra mente analítica con la sabiduría de la experiencia, encontrando el balance justo y las prioridades necesarias. Porque el judaísmo cree en que no debemos solamente enderezarnos frente a una noticia nefasta. Porque el judaísmo cree en que cada día de nuestras vidas puede transformarse en el puntapié inicial desde el cual poder ordenar nuestras actitudes y valores. Pilpalta beJojma? Ebanta Davar miToj Davar?
Hacer Teshuva sobre este quinto interrogante en esta segunda noche de Rosh haShana es una tarea indelegable, ya que la construcción aquí en la tierra del reino de los cielos solo será posible si nos damos el tiempo para responder a esta pregunta con compromiso y valentía.
La última pregunta de esta noche, la sexta de las preguntas últimas que escucharemos frente a los portones del cielo si demostramos haber sido honestos, comprometidos con la trascendencia, defensores del aprendizaje continuo, optimistas y sabios, ya no aparece en el Talmud, sino que se le adjudica al Rabino Shimshon Rafael Hirsch (S.XIX). Cuenta la historia que cercano a su muerte, el rabino alemán urgió a sus alumnos a que lo llevaran a Suiza. Los alumnos no entendían el pedido de su Rab, y temiendo que su maestro ya no se encontrara en sus cabales, antes de llevarlo le preguntaron por qué ir, y para qué ir. Fue entonces que Hirsch les contestó: “Si no voy a Suiza, cuando llegue al cielo, Ds me va a preguntar: ¿Por qué no conociste mis Alpes?”
La última pregunta de esta noche, la última de las preguntas que vamos a mencionar en Rosh haShana, ya no inquiere sobre aquellas cosas que hicimos, sino que por el contrario nos obliga a dar respuesta sobre todo aquello que dejamos de hacer. ¿Acaso hubo placeres de este mundo que decidimos no disfrutar? ¿Qué fue lo que nos motivó a privarnos de todo aquello que la vida nos ofrece, y que no se encuentra entre las cosas prohibidas por la ley? ¿Pudimos apreciar las bondades y milagros divinos que se multiplican en el mundo? ¿O cerramos nuestros ojos y nuestros corazones a todas aquellas experiencias maravillosas que nos rodean?
La pregunta por los Alpes, nos recuerda la famosa película de Jack Nicholson y Morgan Freeman, quienes encarnan a dos pacientes moribundos los cuales arman una lista de cosas que no podían dejar de hacer antes de fallecer. De acuerdo a nuestra tradición, en el cielo, querrán saber: ¿Acaso tuvimos que esperar hasta último momento para disfrutar de la vida y de los afectos de nuestros seres queridos? Al parecer, quien así piensa, en la tradición judía se queda sin cielo. Porque la vida le pasó por un costado, y porque no se supo conectar con aquellas cosas que verdaderamente valen la pena.
Es en este sentido que debemos entender la enseñanza judía que nos invita a realizar 100 bendiciones todos los días. La tradición de Israel nos propone frenar a cada instante, desde el momento en que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, invitándonos a reconocer los milagros de la vida cotidiana, aprendiendo a dar cuenta de todo lo bueno con lo que contamos y que a veces damos por sentado o ni siquiera percibimos.
Ver los Alpes y reconocer en la grandeza de esa visión la mano de Ds; probar un fruto nuevo y regocijarnos con su sabor; compartir un grato momento en la presencia memorable de la familia y de buenos amigos; permitirnos disfrutar de cada uno de nuestros días sin ser presa de la culpa… Todas estas son acciones que nos ayudan a transformar nuestras vidas en un Paraíso, todas estas son acciones que nos ayudan a transformar nuestras vidas en un Jardín del Edén.
Hacer Teshuva sobre este sexto y último interrogante de esta segunda noche de Rosh haShana es una tarea indelegable, ya que la construcción aquí en la tierra del reino de los cielos solo será posible si nos damos el tiempo para responder a esta pregunta con compromiso y valentía.
¿Fuimos honestos en nuestras relaciones comerciales?
¿Fuimos capaces de dejar una huella significativa en nuestros seres queridos?
¿Supimos establecer una rutina que incluya el crecimiento significativo de nuestro ser a partir del estudio y el aprendizaje continuos?
¿Logramos alzar la mirada y pactar con lo trascendente que anida en nosotros inspirándonos a encarar la vida con optimismo siendo cada vez mejores personas?
¿Pudimos aprender de la experiencia y aplicar dicha sabiduría para establecer correctamente nuestras prioridades, valores y actitudes?
¿Fuimos capaces de apreciar y disfrutar de las bondades y milagros divinos que se multiplican en el mundo?
A partir de mañana comienza ya la recta final hacia Iom Kipur, y en el día de todos los días, vamos a compartir la séptima de las preguntas últimas, la pregunta de todas las preguntas.
Pero mientras tanto no podemos desentendernos de las primeras seis.
No esperemos hasta llegar al cielo.
Aprovechemos juntos nuestros días aquí en la tierra.
Y comencemos a trabajar.
Shana Tova y Jatima Tova!
Rabino Joshua Kullock
[Basado en el Talmud, Shabat 31a y reflexiones de Ron Wolfson]
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