SHABAT KI TISA

2marzo2013 - 20adar5773

PURIM 5773
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INVITACION A
MAGNA CONFERENCIA
Jueves 28 de febrero a las 20.00 hs.

CURSO DE ADULTOS
PENSADORES JUDIOS CONTEMPORANEOS
Miércoles 6 de marzo a las 20.30 hs.
Nuevo Pensador: Martin Buber 
LOS RABINOS DE LA UJCL
ESCRIBEN SOBRE PARASHAT HASHAVUA
Rabino Joshua Kullock
Hace un tiempo leí un artículo en el cual se intentaba dirimir cuáles habían sido los inventos más importantes del siglo pasado. Entre ellos, mencionaban el bolígrafo, el aire acondicionado y – quizá por sobre todos los demás – los pañales descartables. Interesante, ¿no? Pero el invento que yo particularmente creo que cambió a gran parte del mundo es el surgimiento de Internet. Ya hacia fines de la década del ’60 se crean los protocolos que harán posible esa gran red de redes que cada día llega a más y más hogares. Y a mediados de los ’80 aparece la web, brindando la posibilidad de navegar por multiplicidad de páginas que abarcan toda clase de temas, sin importar su grado de delirio o insensatez.
Es cierto que el acceso desmesurado a una fuente tan grande de información conlleva el riesgo de que a fin de cuentas nunca aprendamos nada. Aun así, me parece que Internet ha abierto nuevas puertas para un reencuentro renovado de los jóvenes y no tan jóvenes con la lectura y la escritura. Muchos estudios han demostrado que el uso de Internet, de la Web y del e-mail ha incrementado la capacidad de los niños de leer y escribir, reviviendo – por citarles un ejemplo – la práctica del intercambio de cartas que casi había desaparecido durante la última mitad del siglo pasado. Decididamente, y espero que estén de acuerdo conmigo, el reencuentro con las letras es motivo más que suficiente para establecer a Internet como uno de los inventos más significativos del siglo veinte.
Ahora bien… nuestra Parasha – que no es sino la fatídica parasha del becerro de oro – trabaja fuertemente el tema de las letras. Y les explico por qué.
Cuenta nuestra tradición, que mientras Moshe subió al Sinaí para recibir las Tablas de la Ley, el pueblo se impacientó y le pidió a Aarón que a modo de resarcimiento, les construya un ídolo para poder adorar. El texto de la Tora nos dice que al bajar Moshe del monte y ver semejante visión, tomó las tablas y las tiró al suelo, rompiendo con ellas el becerro y acabando entonces la fiesta que se había armado.
El midrash, nos ofrece una versión algo diferente del mismo episodio: De acuerdo con el midrash, Moshe no rompe las tablas; a Moshe se le caen las tablas. ¿Y por qué se le caen? Porque frente al becerro de oro, el Midrash cuenta que las letras que estaban esculpidas sobre la roca comenzaron a volar y volvieron al cielo, y en ese momento las piedras se hicieron pesadas y Moshe no tuvo más remedio que dejarlas caer.
Moraleja: las piedras – símbolo del pacto entre Ds y el pueblo – pueden ser cargadas y sostenidas todo el tiempo que dicho pacto se cumpla. Si el pueblo no cumple con su parte, el pacto se hace pesado e insostenible. Si no nos comprometemos como comunidad, el pacto se hace piedra, y la piedra está destinada a partirse y desgarrarse. Y quizá sea una obviedad que no necesite mencionar, pero cuando el pacto se hace piedra, y la piedra se desgarra, nosotros como comunidad nos desgarramos también.
Sin embargo hay posibilidades de hacer Tikun; siempre hay lugar para la reparación. Y eso nos enseña nuestra Parasha haciendo nuevamente hincapié en la construcción del Tabernáculo. Porque el Mishkan funcionó en nuestra tradición como el canal que fue utilizado para reparar el daño del becerro. Y presten atención al detalle: la Tora nos enseña que tanto para la construcción del becerro como para la construcción del Mishkan, el pueblo se mantuvo unido y actuó en conjunto. Quizá esto nos quiera enseñar que una mala administración y un pésimo liderazgo pueden peligrosamente devenir en construcciones idólatras, y que sólo al aparecer un líder con objetivos claros – como Moshe lo fue en ese momento – es posible volver a encausar al pueblo en una acción reparadora y redentora que nos de nuevamente las esperanzas de un futuro mejor.
Por lo tanto, en contraposición a la destrucción de las piedras tenemos la construcción del Mishkan. Ahora bien… en nuestra Parasha se designa a Betzalel como el constructor en jefe de la obra. ¿Alguna vez se preguntaron que le vio Ds a Betzalel para elegirlo como el artesano principal de semejante obra? En la Tora no se nos da ninguna pista, pero en el Talmud, leemos que Betzalel recibió la honorífica designación debido a que: “iada letzaref et haotiot… Betzalel fue elegido porque sabía intercalar las letras a través de las cuales el mundo fue creado.”
Podríamos entender el texto talmúdico como un indicio de que Betzalel era místico y poseía por tanto los conocimientos necesarios para llevar adelante una construcción tan trascendental. Así como Ds crea mundos con la palabra, Betzalel crea el tabernáculo con su posibilidad de intercalar letras de manera justa y adecuada. Y entonces quizá las letras que se escaparon de la piedra fueron las letras que Betzalel supo reordenar para canalizar la reparación del daño ocasionado.
Pero hay otra forma de entender lo que aparece en el Talmud. Porque la palabra “ot” en hebreo no sólo significa “letra” sino también “señal.” Y por lo tanto, Betzalel quizá no fue elegido por sus conocimientos en el área mística, sino porque era el paradigma del hombre capaz de combinar señales en su vida cotidiana. Era un hombre que podía leer la realidad de una manera especial, y a diferencia de quienes hicieron el becerro, él supo que el camino para salir de un momento difícil era otro.
Betzalel, en este contexto, es el hombre que en tiempos complejos encara nuevos proyectos. Es aquel que en momentos oscuros, no se encierra ni queda presa del miedo y el temor sino que sale para construir una común unidad de sentido con aquellos que tiene al lado. Y entonces no sólo combina letras y señales, sino que también se suma junto a todos los que quieren ayudar y participar, para buscar soluciones y seguir trabajando. 
Que podamos entonces, en el ejemplo que Betzalel nos ofrece, trabajar por una común unidad y por la unidad de un trabajo común. Que podamos afrontar nuevos proyectos, y que juntos podamos abrir los espacios que nos posibiliten una lectura creativa de realidades diferentes, haciendo del lugar en el que nos toca vivir un nuevo Mishkan, una nueva morada que nos encuentre unidos y comprometidos, una nueva morada para Ds y para todos nosotros.
Shabat Shalom uMeboraj!

DESDE LA COMUNIDAD HEBREA DE GUADALAJARA
TE DESEAMOS SHABAT SHALOM !!!

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