TRES NO SON MULTITUD - ALEJANDRO RABINOVICH

Desde la década de los 70’s la industria cinematográfica y televisiva se ha encargado de recordarnos, una y otra vez, temas que han logrado caer en la monotonía, en un intento de burlar la pobre memoria de algunos y la pasividad de otros que no tienen interés en ir en pro de mejores opciones.

En el año 1973, la televisión británica sacó al aire en la cadena ITV, una serie que se mantuvo hasta 1976 la cual estuvo interpretada por Richard O’ Sullivan (en el papel de Robin Tripp), Paula Wilcox (Chrissy Plummer) y Sally Thomsett (en el rol de Jo). El título original de esta serie fue “Man About The House”, la cual se tradujo en la televisión de España como “Un Hombre En Casa” y en la versión que llegó a las Américas como “Tres Son Multitud”. El argumento básico de esta serie estaba centrado en las relaciones personales entre las dos chicas (Crissy y Jo) y Robin Tripp quien es un estudiante de Chef quien un día amanece en el departamento de las chicas en la tina del baño después de una fiesta que organizaron la noche anterior; las chicas deciden ofrecerle a Tripp que se mude con ellas con la finalidad de compartir los gastos del departamento, sin embargo, deberán guardar apariencias falsas para que el conserje del edificio les permita vivir juntos, por lo que Tripp se hará pasar por homosexual. Todo el tiempo del montaje televisivo se encarga de narrar las vidas de estos 3 personajes, sus enredos sentimentales entre ellos y las apariencias externas.

Exactamente un año después que la televisión británica dejara de transmitir la serie, la cadena norteamericana ABC comenzó a transmitir “Three’s Company” la cual estuvo al aire desde 1977 hasta 1984 (exactamente el doble de la versión original). Alguien puede adivinar cuál fue el título en Español?, claro! “Tres Son Multitud”. La mega-producción al mejor estilo Hollywood que acaparó los espacios televisivos por espacio de 8 años estuvo protagonizada por John Ritter (en el papel de Jack Tripper), Joyce De Witt (protagonizando a Janet Wood) y Suzanne Somers (dando vida al personaje de Chrissy Snow). Se le hacen similares los nombres de los personajes? Pues entonces el argumento se les hará más parecido aún, ya que entre la serie británica y la norteamericana no existe diferencia alguna de argumento; la diferencia son 4 años más de lo mismo.

La década de los 90’s estuvo libre del repetido cliché y no fue sino hasta hace 2 años cuando revivió de modo espeluznante la misma trama en la televisión chilena con la serie (aún en transmisión) “Tres Son Multitud”, esta vez producida enteramente en el país suramericano quien ya no recuerda que es la 3ª vez que una serie se llama así… y que el guión es exactamente el mismo! Pero el título no para allí; en Septiembre del 2006, Universal Pictures lleva a la pantalla grande a Michael Douglas, Kate Hudson, Owen Wilson y Matt Dillon en la comedia “You, Me and Dupree” la cual fue traducida y presentada en nuestras salas de cine como… “Tres Son Multitud”. Si bien la película no trata de dos chicas y un joven que se hace pasar por quien no es para llevar la vida que quiere, es inevitable encontrar escenas que recuerdan a las antecesoras que aunque llevaron distintos nombres en lengua sajona, en nuestro idioma inevitablemente coincidió en cuatro oportunidades… casualidad?

Pero la repetición de nombres, títulos y argumentos no es algo potestad de la pantalla chica o pantalla grande; la gran pantalla, esta gran pantalla que es la vida está llena de situaciones similares con trasfondos idénticos que a veces urgen un cambio de nuestra parte y que en ocasiones tristemente pasamos como espectadores pasivos, que aunque vemos la urgencia de la acción nos quedamos sólo en la pasión. ¿Cuántos de nosotros no nos hemos hecho pasar por quien no somos por lograr un objetivo específico? ¿Cuántos no hemos repetido ideas o clichés prefabricados por intentar conseguir el mismo beneficio que otros han logrado? Pero lo más triste, ¿cuántos no hemos pasado a lo largo de años o décadas mirando pasivamente la vida (en lo general o particular) sin tomar acciones para cambiar lo erróneo?, cual espectador que mira 3 veces la misma serie, lamentándose 3 veces por lo mismo y sin tomar acciones concretas en las 3 oportunidades que la vida nos ofreció.

La vida comunitaria no está exenta de esta pasividad. La comunidad no está hecha por una persona o por un pequeño grupo de personas; en la comunidad definitivamente Tres NO Son Multitud. Es imposible pensar en una comunidad donde 3 personas sostengan un espacio; desde la base de nuestra religión que nos exige de un “minian” para poder cumplir con ciertas ceremonias religiosas, hasta las actividades de mejora de nuestras instalaciones donde es tan importante aquel que cambia un foco, como aquel que pone un piso, o el que trae el material. Y aunque en algunos momentos de nuestra cotidianeidad la llegada de una tercera persona viene a alterar el equilibrio, en este caso que es francamente opuesto, cada miembro que acude a un espacio determinado (rezo, actividad cultural, actividad social, etc.) es una puerta que se abre para que cada día más actividades se sumen al convivir comunitario. El problema es que en muchos casos nuestras lucubraciones en solitario conllevan a ideas o acciones que creemos que están bien sin medir las consecuencias de éstas o el impacto común que pueden tener; y me refiero por ejemplo cuando pensamos que nuestras aportaciones económicas son más que suficientes para que todo funcione, sin observar que quizá alguna labor comunitaria podría ahorrar mucho más de lo que aportamos (esto no significa que las aportaciones no sean importantes); o cuando creemos que no es necesaria nuestra presencia para completar un minián porque hay otros miembros que lo harán, pero luego nos dimos cuenta de que ni 3, ni 6, ni 9 son una multitud suficiente para leer de la Torah o recitar un Kadish y que si “hubiéramos” acudido esa multitud “hubiese” sido suficiente para hacerlo; o también cuando creemos que dividiendo nuestro tiempo entre dos comunidades estamos contribuyendo a ambas sin darnos cuenta de que no siempre que se divide algo luego se multiplica o se suma sino que muchas veces también se resta… se restan esfuerzos, multitudes, capitales y resultados.

En fin, es en nuestras manos que está el rumbo y por ende el destino no sólo de nuestra vida, sino también de la comunidad. Es el conjunto de todas nuestras acciones (o la falta de éstas) las que determinan el resultado que queremos o debemos lograr. Siempre existe la posibilidad de formar parte de un “grueso” de la población que es capaz de ver muchas décadas repetidas de “la misma película o serie televisiva”, simulando ser quienes no somos para lograr ínfimos objetivos muchas veces personales (incluso algunas veces por destacar o “figurar”); o podemos optar por un grupo mucho más pequeño que cree que es con el trabajo diario, la constancia y las ideas innovadoras y en constante mejora que los resultados pueden ser los adecuados, simplemente siendo nosotros mismos y no con simulaciones; es en nosotros y sólo en nosotros donde está la diferencia entre formar realmente una comunidad que evoluciona o lograr una involución si vamos a seguir creyendo que… “Tres Son Multitud”.

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