Cuantos pasaran por este mundo, y cuantos nacerán; quien vivirá y quien morirá.
Quien cumplirá sus días y quien será truncado. Quién perecerá victima del fuego, y quien morirá sumergido por aguas tempestuosas.
Quien será victima de las armas. Y quien será presa del rigor de la naturaleza. Quien morirá de hambre y quien perecerá de sed.
Quien se esfumara en el fragor de la vida, y quien morirá victima de dolencia incurable. Quien morirá condenado por cortes terrenas.
Quien gozara del arte de vivir, y quien será victima de la inconstancia.
Quien gozara de serenidad, quien será presa de neurosis.
Quien gozará de quietud y quien sufrirá por la angustia. Quien empobrecerá y quien enriquecerá. Quien será humillado y quien vivirá en dignidad.
Duras palabras que nos recuerdan lo frágil que es el ser humano, nadie tiene su vida asegurada y somos impotentes ante la furia de la naturaleza. En las cárceles no solo hay criminales, hay adentro quienes en un accidente lesionaron o mataron alguien sin ninguna intención, pero que una falla mecánica termino en tragedia. Nuestro cuerpo y nuestra mente nos pueden fallar sin previo aviso, condenándonos al aislamiento social. Todos los días vemos noticias de ajusticiados, ¿pero que pasa con quienes se atravesaron en la balacera?
Cuantos de nosotros no nos hemos preguntado en la intimidad, ¿Qué tiene Ds planeado para mi?
Si una noche volteamos al cielo veremos la inmensidad del espacio, no importa hasta donde veamos siempre hay algo mas lejos, los seres humanos en proporción del universo somos insignificantes en tamaño, entre tantos planetas y entre tanto espacio, solo en nuestro mundo hay seres humanos y aquí esta el hombre surgido majestuosamente de una simple célula del cieno primordial; el es la punta de flecha de la evolución. Es increíble ver como los seres humanos, siendo tan poco, nos sentimos el centro del universo y el único Ds del universo, el único Ds de nuestro universo. Quizá sea el temor de reconocer nuestra minúscula capacidad lo que hace que caminemos por el mundo como si fuéramos inmortales y como si el mundo nos debiera. Gastamos nuestras energías en demostrar que tenemos la razón y nos ofendemos cuando en entorno no se mueve a nuestro gusto y conveniencia.
Si nos detenemos un instante y reflexionamos sobre el tiempo que nos queda sobre la faz de la tierra, reconoceríamos que hemos malgastado una parte nuestro tiempo en discusiones estériles que lejos de aportar algo a nuestra calidad de vida, la ha empobrecido aunque parezca que hayamos ganado algo, hemos responsabilizado alguien mas, a los lugares o a las circunstancias por algo que estaba en nuestras manos solucionar pero que nuestra necesidad de reconocimiento o nuestro enojo,-justificado desde nuestro punto de vista-, no nos permitió tomar otra decisión u otra acción.
A medida que el éxito material nos favorece, creemos que ganamos en el juego de la vida, esto nos estimula y nos sentimos felices, ¿para que molestarnos con abstracciones teológicas y deberes religiosos o preocuparnos por la condición de nuestras almas aquí o en el mas allá? Lo que pasa es que “el Ds del intelecto, a desplazado al Ds de nuestros padres.
Un día como hoy y los días previos nos invitan a reflexionar sobre nuestra relación con Ds y con nuestros semejantes, miramos hacia atrás y tratamos de descubrir en que nos hemos equivocado y hacemos un esfuerzo firme encaminado a reparar los daños que hemos causado y habiendo limpiado de escombros el pasado consideramos como establecer la mejor clase de relaciones con todos los seres humanos a quienes conozcamos. Esta es una tarea muy grande. Tarea que podemos desempeñar con mayor habilidad cada día, pero nunca tiene fin. Aprender a vivir con los demás, como quiera que sean, fraternalmente y en paz, es una experiencia conmovedora y fascinante. ¿Cuál puede ser la razón para volver abrir heridas, unas antiguas, otras tal vez ya olvidadas, y algunas infectadas y dolorosas?, parecerá al principio una cirugía inútil; pero si se comienza a hacerlo con buena voluntad, en seguida se vera su utilidad, al darse cuenta de que el dolor va desapareciendo a medida que uno y otro obstáculo va siendo eliminado. Sin embargo, estos obstáculos son muy reales. El primer, y uno de los mas difíciles, esta relacionado con el perdón. En los momentos que pensamos sobre alguna relación torcida con otra persona, nuestras emociones se ponen a la defensiva. Para evitar contemplar el daño que le hemos causado a alguien, enfocamos llenos de resentimiento, el daño que esa persona nos ha ocasionado. Esta manera de reaccionar se acentúa, naturalmente, cuando esa persona se ha portado mal con nosotros. Triunfantes, miramos su mal comportamiento, utilizándolo como pretexto perfecto para tratar de justificar nuestra mala conducta. Aquí necesitamos parar en seco. Resulta un contrasentido que la persona que está llena de defectos censure los de otros.
En repetidas ocasiones hemos colmado la paciencia de nuestros mejores amigos y hemos hecho que les salga a relucir lo peor que tienen aquellos que no nos tienen en muy buen concepto. En muchos casos tratamos con otros que tienen tantos problemas como nosotros y a los que les hemos empeorado sus sufrimientos. Si estamos a punto de pedir perdón para nosotros ¿Por qué no empezamos perdonando a cada uno de ellos y a todos los demás?
Tal vez nos preguntemos ¿Qué significa “haberle causado daño” a otras personas? ¿Como es el “daño” que unos causan a otros? Para definir en una forma práctica la palabra “dañar” podemos decir que es el resultado de instintos que chocan y que causan alguien perjuicios de orden físico, mental, emocional o espiritual. Si nuestro mal genio es persistente, provocamos cólera en otros. Si mentimos o engañamos, despojamos a otros no solamente de sus bienes terrenales, sino su seguridad emocional y su tranquilidad mental.
Examinemos algunos de los daños menos graves, pero que a veces pueden perjudicar tanto como los otros. Supongamos que en nuestras vidas hogareñas somos mezquinos, irresponsables, indiferentes o fríos; que somos irritables, criticones, impacientes y malhumorados; que colmamos de atenciones a uno de nuestra familia, e ignoramos a los demás. ¿Qué pasa cuando tratamos de dominar a toda la familia, ya sea con mano de hierro o tratando de que cada uno de sus actos se apegue minuciosamente a las órdenes que les estamos dando constantemente? ¿Qué pasa cuando exageramos nuestra depresión, creyéndonos muy dignos de compasión y hacemos victimas de nuestra condición a los demás? Esta serie de daños que les causamos a otras personas, daños que hacen que la vida cotidiana con nosotros resulte difícil y a veces insoportable. Cuando llevamos estas características de nuestra personalidad a la tienda, a la oficina, a las reuniones y a la Comunidad, pueden ocasionar tanto daño, como el que pudimos haber causado en nuestros hogares.
Reparemos con sinceridad los daños causados y estemos dispuestos a iniciar un nuevo tipo de relación con nuestra familia, trabajo y Comunidad, después de todo nadie tiene la vida comprada y es mejor hacerlo hoy que tenemos oportunidad.
En ese espíritu quisiera ofrecer una sincera disculpa a todos los que he dañado a lo largo del año, tanto con mis actos como con mis omisiones y mis palabras, a quienes como presidente de la Comunidad no he podido ofrecer una respuesta adecuada a sus problemas y en especial a mi familia y a mi hija, quienes pagaron varias veces las consecuencias de circunstancias que no les correspondían.
También quisiera aprovechar este espacio no solo para ofrecer disculpas sino también para agradecer a todos los que contribuyeron con su presencia y trabajo voluntario, tanto durante el año como en estos IAMIN NORAIN. Agradezco a las 8 personas que estuvieron con los niños durante los servicios religioso, a las 5 personas, que además del rabino leyeron Tora, a Salomon Behar que toco el Shofar, Dany Rodrik, nos ayudo con vigilancia y orden, Elisa Behar coopero con la logística de los eventos y Maty Varón nos auxilio en la recepción, Salomon Rodrik y Victor Moel, prestaron su ayuda en la venta y distribución de los honores y Brenda que nos ayudo haciendo estos días de reflexión, mas llevaderos, a Joshua, a Glafira, a Bety, Abraham, a Jacobo y Jacobo y a mis compañeros de la mesa directiva por la planeación, organización y realización de estos Iamin Noraim, pero sobre todo Gracias a todos ustedes que con su contribución y asistencia permiten que tengamos un lugar donde practicar parte de nuestro judaísmo. Como cada año en esta fecha hacemos de su conocimiento los nombres de las personas que serán reconocidos en Simja Tora, con el honor de Hatan Tora y Hatan Bereshit por su apoyo y sostenimiento de los servicios religiosos, y este año el Hatan Tora será Ernesto Buchbinter y el Hatan Bereshit, Alejandro Rabinovich a ellos y sus familias, felicidades. A los que hoy vienen con tarjeta de invitado, la invitación es a participar activamente en nuestra Comunidad durante todo el año, tengan en cuenta que para asistir una vez al año, alguien debe tener la puerta abierta todo el año, dense la oportunidad de ser parte del sostenimiento y crecimiento de nuestra Comunidad. La Comunidad los necesita tanto como ustedes a ella.
Como ahora la necesitan Ileana Ganon Bulnes, Iker Moel Tacher, y Alexa Rodrik Suinaga, quienes vieron por primera vez la luz este año y por quienes nos comprometemos a sostener a la institución como lo hicimos con Alberto Mizrahi Caro y German Roterman. A ellos ZIJRONAM LIBRAJA y a sus familias la esperanza que puedan encontrar consuelo en su bendita memoria.
No quisiera terminar sin antes invitar a una pequeña reflexión sobre el año que termino, cada quien pregúntese en lo individual y sobre todo en la comunitario, ¿Cuándo estábamos, coléricos, celosos, afligidos, o temerosos, actuamos bajo la influencia de aquel estado? ¿Criticamos en forma “constructiva” a alguien que lo necesitaba, cuando en realidad estábamos tratando de ganar una discusión estéril? Y ¿Si no estaba presente el interesado, creíamos que lo estábamos haciendo para que otros lo comprendieran, cuando en realidad lo estábamos rebajando para sentirnos superiores? ¿Algunas veces herimos a los seres queridos con el pretexto de “enseñarles una lección” y la realidad era que queríamos castigarlos? Estuvimos deprimidos y nos quejamos de que nos sentíamos mal, ¿Cuándo en realidad queríamos que nos compadecieran y que se fijaran en nosotros? ¿Estoy actuando con los demás, como quisiera que ellos lo hicieran conmigo?
Espero de todo corazón, que estas horas que hemos pasado juntos nos sirvan para confirmar durante este año, nuestro compromiso personal con Israel, con el judaísmo y con nuestra comunidad.
Hatima Tova
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