SHABAT SHMOT

Shmot 5768
Éxodo 1:1 – 6:1
Por el Rabino Gustavo Kraselnik
Congregación Kol Shearith Israel, Panamá
29 de diciembre de 2007 – 20 de Tevet 5768

Comenzamos la lectura de un nuevo libro, el segundo de la Torá, Sefer Shmot, el Éxodo. Las historias de nuestros patriarcas dan lugar ahora al relato de los acontecimientos de todo un pueblo. Y en esa transición nos encontramos con la figura de Moshe Rabenu, el líder, el guía, “el padre de los profetas de todos los tiempos”, de acuerdo a uno de los 13 principios del RaMBaM (Maimónides)
El momento cumbre de nuestra parashá ocurre cuando Dios se revela a Moisés, en “una zarza ardiendo en fuego, una zarza que no se consumía” (Ex. 3:2) y lo envía, después de una larga negociación, a Egipto a liberar al pueblo de Israel.
Valdría la pena detenernos a preguntar: ¿Por qué Moisés es el elegido? La Torá no explica la decisión divina.
El Midrash (Exodo Rabá 2:2), trae el conocido relato de Moisés persiguiendo a la oveja que se había escapado del rebaño a buscar agua. Ese gesto de misericordia sería la razón de su elección.
Pero quizás podamos encontrar otra respuesta a nuestra pregunta buscando detenidamente en el propio relato de la Torá (“Revuélvela -la Torá-, revuélvela, pues todo está en ella”, dicen los sabios en Pirkei Avot 5:25).
¿Qué sabemos sobre Moisés antes de la revelación en la zarza? La Torá no nos brinda mucha información. Solamente unos pocos versículos que relatan tres historias de Moisés como adulto, que quizás nos permitan intuir una respuesta posible. 1- Cuando Moisés mata al egipcio que estaba maltratando al esclavo hebreo. 2 – Cuando quiere evitar la pelea entre los dos israelitas, y 3 – En Midián, cuando protege a las hijas de Itró en el pozo y las ayuda a abrevar el rebaño.
¿Qué tienen en común estas 3 historias? En su comentario en la Enciclopedia Olam Hatanaj, el profesor Yitzhak Avishur explica que, en los tres relatos, Moisés se involucra en disputas ajenas a él, y en las tres, defiende a la parte más débil. De esta forma se revela la personalidad de Moisés como perseguidor de la justicia, alguien dispuesto a luchar contra las desigualdades.
No sólo eso. En los primeros dos relatos, la intervención de Moisés recibe una respuesta violenta (los israelitas lo acusan y el Faraón lo persigue) pero eso no impide que nuevamente tome partido por el más débil en el tercer relato (el único con final positivo).
Me gusta pensar que la elección de Moisés como líder del pueblo, se haya basado en estas dos virtudes que expone la Torá: su búsqueda activa de la justicia y su compromiso con sus ideales a pesar de las dificultades. Es una gran lección para cada uno de nosotros.
Es cierto, “No existió en Israel un profeta como Moisés” (Deut. 34:10), pero quién sabe si, al seguir su ejemplo, también nosotros podamos desarrollar la sensibilidad para escuchar el llamado divino.
Shabat Shalom,
Gustavo

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