PURIM 5773
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INVITACION A
MAGNA CONFERENCIA
Jueves 28 de febrero a las 20.00 hs.
CURSO DE ADULTOS
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PENSADORES JUDIOS CONTEMPORANEOS
Miércoles 6 de marzo a las 20.30 hs.
Nuevo Pensador: Martin Buber
LOS RABINOS DE LA UJCL
ESCRIBEN SOBRE PARASHAT HASHAVUA
Rabino Joshua Kullock
Rabino Joshua Kullock
Hace
un tiempo leí un artículo en el cual se intentaba dirimir cuáles habían sido
los inventos más importantes del siglo pasado. Entre ellos,
mencionaban el bolígrafo, el aire acondicionado y – quizá por sobre todos los
demás – los pañales descartables. Interesante, ¿no? Pero el invento que yo particularmente
creo que cambió a gran parte del mundo es el surgimiento de Internet. Ya hacia
fines de la década del ’60 se crean los protocolos que harán posible esa gran
red de redes que cada día llega a más y más hogares. Y a mediados de los ’80
aparece la web, brindando la posibilidad de navegar por multiplicidad de
páginas que abarcan toda clase de temas, sin importar su grado de delirio o
insensatez.
Es
cierto que el acceso desmesurado a una fuente tan grande de información
conlleva el riesgo de que a fin de cuentas nunca aprendamos nada. Aun así, me
parece que Internet ha abierto nuevas puertas para un reencuentro renovado de
los jóvenes y no tan jóvenes con la lectura y la escritura. Muchos estudios han
demostrado que el uso de Internet, de la Web y del e-mail ha incrementado la
capacidad de los niños de leer y escribir, reviviendo – por citarles un ejemplo
– la práctica del intercambio de cartas que casi había desaparecido durante la
última mitad del siglo pasado. Decididamente, y espero que estén de acuerdo
conmigo, el reencuentro con las letras es motivo más que suficiente para
establecer a Internet como uno de los inventos más significativos del siglo
veinte.
Ahora
bien… nuestra Parasha – que no es sino la fatídica parasha del becerro de oro –
trabaja fuertemente el tema de las letras. Y les explico por qué.
Cuenta
nuestra tradición, que mientras Moshe subió al Sinaí para recibir las Tablas de
la Ley, el pueblo se impacientó y le pidió a Aarón que a modo de resarcimiento,
les construya un ídolo para poder adorar. El texto de la Tora nos dice que al
bajar Moshe del monte y ver semejante visión, tomó las tablas y las tiró al
suelo, rompiendo con ellas el becerro y acabando entonces la fiesta que se
había armado.
El
midrash, nos ofrece una versión algo diferente del mismo episodio: De acuerdo
con el midrash, Moshe no rompe las tablas; a Moshe se le caen las tablas. ¿Y por
qué se le caen? Porque frente al becerro de oro, el Midrash cuenta que las
letras que estaban esculpidas sobre la roca comenzaron a volar y volvieron al
cielo, y en ese momento las piedras se hicieron pesadas y Moshe no tuvo más
remedio que dejarlas caer.
Moraleja:
las piedras – símbolo del pacto entre Ds y el pueblo – pueden ser cargadas y
sostenidas todo el tiempo que dicho pacto se cumpla. Si el pueblo no cumple con
su parte, el pacto se hace pesado e insostenible. Si no nos comprometemos como
comunidad, el pacto se hace piedra, y la piedra está destinada a partirse y
desgarrarse. Y quizá sea una obviedad que no necesite mencionar, pero cuando
el pacto se hace piedra, y la piedra se desgarra, nosotros como comunidad nos
desgarramos también.
Sin
embargo hay posibilidades de hacer Tikun; siempre hay lugar para la reparación.
Y eso nos enseña nuestra Parasha haciendo nuevamente hincapié en la
construcción del Tabernáculo. Porque el Mishkan funcionó en nuestra tradición
como el canal que fue utilizado para reparar el daño del becerro. Y presten
atención al detalle: la Tora nos enseña que tanto para la construcción del
becerro como para la construcción del Mishkan, el pueblo se mantuvo unido y
actuó en conjunto. Quizá esto nos quiera enseñar que una mala administración y
un pésimo liderazgo pueden peligrosamente devenir en construcciones idólatras,
y que sólo al aparecer un líder con objetivos claros – como Moshe lo fue en ese
momento – es posible volver a encausar al pueblo en una acción reparadora y
redentora que nos de nuevamente las esperanzas de un futuro mejor.
Por
lo tanto, en contraposición a la destrucción de las piedras tenemos la
construcción del Mishkan. Ahora bien… en nuestra Parasha se designa a Betzalel
como el constructor en jefe de la obra. ¿Alguna vez se preguntaron que le vio
Ds a Betzalel para elegirlo como el artesano principal de semejante obra? En la
Tora no se nos da ninguna pista, pero en el Talmud, leemos que Betzalel recibió
la honorífica designación debido a que: “iada letzaref et haotiot… Betzalel fue
elegido porque sabía intercalar las letras a través de las cuales el mundo fue
creado.”
Podríamos
entender el texto talmúdico como un indicio de que Betzalel era místico y
poseía por tanto los conocimientos necesarios para llevar adelante una
construcción tan trascendental. Así como Ds crea mundos con la palabra,
Betzalel crea el tabernáculo con su posibilidad de intercalar letras de manera
justa y adecuada. Y entonces quizá las letras que se escaparon de la piedra
fueron las letras que Betzalel supo reordenar para canalizar la reparación del
daño ocasionado.
Pero
hay otra forma de entender lo que aparece en el Talmud. Porque la palabra “ot”
en hebreo no sólo significa “letra” sino también “señal.” Y por lo tanto,
Betzalel quizá no fue elegido por sus conocimientos en el área mística, sino
porque era el paradigma del hombre capaz de combinar señales en su vida
cotidiana. Era un hombre que podía leer la realidad de una manera especial, y a
diferencia de quienes hicieron el becerro, él supo que el camino para salir de un
momento difícil era otro.
Betzalel,
en este contexto, es el hombre que en tiempos complejos encara nuevos
proyectos. Es aquel que en momentos oscuros, no se encierra ni queda presa del
miedo y el temor sino que sale para construir una común unidad de sentido con
aquellos que tiene al lado. Y entonces no sólo combina letras y señales, sino
que también se suma junto a todos los que quieren ayudar y participar, para
buscar soluciones y seguir trabajando.
Que podamos entonces, en el ejemplo que Betzalel nos
ofrece, trabajar por una común unidad y por la unidad de un trabajo común. Que
podamos afrontar nuevos proyectos, y que juntos podamos abrir los espacios que
nos posibiliten una lectura creativa de realidades diferentes, haciendo del
lugar en el que nos toca vivir un nuevo Mishkan, una nueva morada que nos
encuentre unidos y comprometidos, una nueva morada para Ds y para todos
nosotros.
Shabat Shalom uMeboraj!
DESDE LA COMUNIDAD HEBREA DE GUADALAJARA
TE DESEAMOS SHABAT SHALOM !!!
TE DESEAMOS SHABAT SHALOM !!!
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