SHABAT NASO

4 de Junio de 2011 - 2 de Sivan de 5771

PRIMER IS-RALLY EN LA CHG
FOTOS!!!


TALMUD: NUEVA CLASE
Miércoles 1ro de Junio, 20:30 hs.


SHAVUOT EN LA CHG
El próximo martes 7 de junio a las 21.00 hs. nos reuniremos en la comunidad para festejar juntos Shavuot. Lo haremos estudiando Tora y compartiendo una cena lactea.
No se lo pueden perder!!!

~ Horario de Encendido de Velas de Shavuot ~
~ Martes 7 de junio: 20:17 hs.
~ Miércoles 8 de junio: no antes de las 21:10 hs.

~ Recursos de Shavuot ~
~ Elecciones - Rabino Joshua Kullock
~ La Tora, tan dulce como la miel - Rabino Dr. David Golinkin
~ Shavuot y el sentido del pacto - Rabino Prof. David Hartman




XIII CONVENCION DE LA UJCL
GUADALAJARA 2012

LOS RABINOS DE LA UJCL
ESCRIBEN EL COMENTARIO DE LA PARASHA

Rabino Rami Pavolotzky (Costa Rica)
En la parasha de esta semana aparece bircat cohanim, la bendición sacerdotal, con la cual los sacerdotes, o cohanim, debían bendecir al pueblo. El texto de esta famosa bendición dice así: "El Eterno te bendiga y te guarde. Que el Eterno haga resplandecer tu rostro y te dé Su merced. Que el Eterno alce Su faz sobre ti y te dé paz”. (Números 6:24-26).
Cuando todavía existía el Templo de Jerusalem, los sacerdotes utilizaban esta fórmula en ciertas ocasiones especiales. Después de destruido el Templo, se desarrollaron diferentes tradiciones con respecto al momento y la forma en que debe recitarse esta bendición. La costumbre ashkenazi actual es que en la diáspora solamente se pronuncia en las fiestas, mientras que en Israel se lo hace a diario.
Para aquellos que nunca lo han visto, les cuento es un ritual muy atractivo: los cohanim que están presentes en la sinagoga, en un momento particular del rezo, salen del salón principal, y con ayuda de los leviim presentes se lavan sus manos. Luego vuelven a entrar, se descalzan y pasan al frente de la sinagoga. Una vez allí cubren sus cabezas con sus talitot y pronuncian la bendición con un cántico especial, haciendo movimientos con sus cuerpos. Es algo bonito de ver.
Como muchos de ustedes saben, la bendición sacerdotal ocupa un lugar destacado en la liturgia judía. Además, se la utiliza para bendecir a un bar o bat mitzva, para bendecir a una pareja que se está casando, y también es la frase que los padres les dicen a sus hijos antes del kidush en la casa, los viernes en la noche. Es una bendición a la cual el pueblo judío le tiene mucho cariño y que todos desean recibir.
Con respecto a esta bendición, el Talmud trae una discusión de lo más simpática (Babli Sota 38b). Se preguntan los sabios qué se debe hacer en una sinagoga en la cual todos son cohanim, todos son sacerdotes. La pregunta es razonable, ya que si todos los cohanim presentes se levantaran para dar la bendición, entonces no quedaría nadie en la sinagoga para recibirla… y ¡¿cuál sería entonces el sentido de la bendición?!
No es mi intención aquí detenerme en esta discusión entre los sabios, sino que prestemos atención al tipo de problema que se está planteando. En principio, más bien parecería ser una situación ideal: en un momento de tanta santidad e intensidad religiosa, como es el de la bendición sacerdotal, la sinagoga está repleta de sacerdotes… ¿qué más se puede pedir? Sin embargo, lo que parece tan sublime, es en realidad un problema, ya que como mencioné recién, nadie puede recibir la bendición.
Quizás la dificultad de una sinagoga en la cual todos son sacerdotes, radica justamente en que todas las personas son iguales, que no hay diferencias. Una de las mayores riquezas que puede tener una sinagoga es justamente el saber valorar las diferencias de su gente. Hay muchos roles distintos en una sinagoga, que cuando se van ocupando hacen que el lugar crezca en originalidad y vitalidad. Siempre hay alguien que es visto como el “que sabe mucho” y otro que “nunca sabe nada”. Está el que canta como un ángel y aquel que desafina sin remedio. El que llega antes que todos y el que siempre llega tarde. El especialista en criticar todo lo que se hace y el que siempre está dispuesto a colaborar en lo que sea. El que no falta nunca y el que aparece una vez al año. El que se viste siempre en forma elegante y aquel otro que nunca se termina de arreglar. El que reza con devoción y el que se aburre enseguida y busca alguien con quien hablar.
En fin, cuando todos estos roles se van ocupando y son fácilmente reconocibles, una sinagoga se vuelve mucho más rica, adquiere una potencia creativa mucho mayor. En cambio, cuando todos los congregantes “son iguales”, el asunto se pone tan aburrido que termina dando problemas.
La bendición sacerdotal, y en general la vida comunitaria judía, solo adquiere su significado más profundo cuando la gente que la recibe y vive es diferente entre sí, y cada uno puede aportar su propia personalidad, que como escribiera Martín Buber, es única e irrepetible. Disfrutemos y apreciemos nuestras diferencias.
Shabat Shalom uMeboraj!

DESDE LA COMUNIDAD HEBREA DE GUADALAJARA TE DESEAMOS SHABAT SHALOM !!!

SHABAT BEMIDVAR

28 de Mayo de 2011 - 24 de Iar de 5771

XIII CONVENCION DE LA UJCL
GUADALAJARA 2012

LOS RABINOS DE LA UJCL
ESCRIBEN EL COMENTARIO DE LA PARASHA

Rabino Claudio Jodorkovsky (Colombia)
Una vieja costumbre dice que los judíos no podemos contar a las personas. Es más, en familias muy tradicionalistas esta costumbre está tan presente que cuando a alguien le preguntan cuántos hijos tiene ellos contestan no con el número sino con sus nombres. Así, tres hijos no son tres sino “Shlomo, Izjtak, David”, por ejemplo.
Pero esto de no contar a la gente es algo que no solo se limita al plano privado o familiar. Otra costumbre muy conocida es que a la hora de revisar si hay Minián en la sinagoga, hay quienes consideran inadecuado contar con números y lo que se hace es elegir un pasaje del Tanaj (Biblia hebrea) compuesto por diez palabras y lo pronuncian atribuyendo cada palabra a un asistente a la sinagoga. Así, al finalizar el recitado del versículo, ya se sabe si se formó o no el Minián.
Pero, ¿Por qué no contar a la gente directamente? La verdad es que no tenemos una respuesta clara. Probablemente lo que quiere hacer nuestra tradición es enseñarnos a no acostumbrarnos a reducir a una persona, con sus atributos siempre únicos y especiales, a un simple número, lo cual no solo atenta contra el carácter especial del ser humano sino que además puede conducir a abusos y atropellos.
Nosotros los judíos sabemos muy bien que cuando un ser humano es despojado de su particularidad y se lo transforma en un simple número, la distancia para que esto termine en catástrofe es casi inexistente. Quizás la forma más sencilla que tenían los nazis de auto justificarse psicológicamente por las atrocidades que cometían era convenciéndose que los judíos no eran más que ese número que les marcaban en la piel.
Pero si bien lo anterior es razón suficiente para comprender la importancia que los judíos les damos a la individualidad de las personas y para entender esta costumbre de no reducir a un ser humano a un número, la Torá nos presenta una situación particular que agrega otra dimensión al tema en cuestión y que pienso es aún más significativa:
Esta semana comenzamos la lectura del cuarto libro de la Torá, Bemidbar, que en español recibe el nombre, precisamente, de “números”. Esto tiene que ver, curiosamente, con que la mayor parte del libro de Bemidbar está dedicada a una serie de censos que Moshé organizó para contar al pueblo de Israel en el desierto. Y no deja de llamar la atención el hecho de que mientras nuestras costumbres populares nos dicen que no podemos contar a las personas, Bemidbar, todo un libro de la Torá, parece estar dedicado justamente a eso.
Rashi, el famoso comentarista de la Torá, basándose en el Midrash, nos explica que en realidad estos censos organizados por Moshé no tenían el único propósito de saber el número de personas que integraban el Pueblo de Israel. Con respecto al primero, cuyo objetivo era específicamente organizar el ejército, dice el comentarista: “Heviu Sifrei Ijuseihem Ve Eidei Jezkat Leidatam”[1]. Es decir: En el momento del censo, cada persona debía presentar ante los jefes de su tribu una lista con sus antecedentes personales y los de su familia. De acuerdo a esto, lo que en un principio parecía ser un simple censo de población, se transforma ahora en un recuento, no de la cantidad, sino de las características personales y los méritos de cada miembro del pueblo de Israel y su grupo familiar. Y este pequeño detalle que agrega Rashi a la historia nos permite comprenderla desde una óptica completamente diferente sino opuesta: D-s censa al pueblo no porque le importa cuántos son, sino más bien cómo son: Ya no se trata de cantidad sino de calidad.
Una de las actitudes frecuentes de quienes estamos vinculados a las comunidades judías y a su conducción es que creemos que los indicadores de nuestro éxito o fracaso están determinados fundamentalmente por la cantidad de gente que logramos convocar. Así, por ejemplo, no es raro que después de los Yamim Noraim (Altas Fiestas), los rabinos o dirigentes sintamos satisfacción y orgullo luego de varios días en los que nuestras sinagogas se colmaron de asistentes. Sobre esto, una vez escuche de uno de mis maestros que el Rabino Marshal Meyer Z”L, fundador del Seminario Rabínico Latinoamericano, acostumbraba a conversar con sus alumnos, estudiantes rabínicos, después de Rosh Hashaná y Yom Kipur y al percibir ese dejo de complacencia por un supuesto éxito basado en la asistencia a la sinagoga, los desafiaba diciéndoles: “Dime, ¿Cuántas de esas personas pudo realmente acercarse a D-s y rezar? ¿Cuántos de esos cientos de judíos se compenetraron con su plegaria e hicieron de verdad Teshuvá?”. Lo que el Rabino Meyer quería enseñar a los futuros rabinos era que el éxito no se mide necesariamente por la cantidad.
Vivimos en un mundo en que los números y las cuentas nos ayudan a controlar la realidad y adaptarla a nuestra medida. Las encuestas, supuestamente objetivas, muchas veces son mal utilizadas para intereses específicos y nos hacen creer en realidades que están lejos de serlo. Por otro lado hay una esclavitud peligrosa a la valoración cuantitativa: Mejor persona es el que más amigos tiene, mejor líder es el que más personas convoca y mejor sinagoga es la que más afiliados tiene o la que mas se llena en un Kabalat Shabat. En parte esto puede tener que ver con una búsqueda engañosa de seguridad: No nos gusta ser rechazados y buscamos la aceptación del otro, y para eso siempre es más seguro hacer lo que lo hacen los demás.
Como judíos, la historia nos enseñó que valorar el éxito en términos cuantitativos no es compatible con la supervivencia de un pueblo. Los judíos siempre fuimos los “pocos” tratando de sobrevivir frente a los “muchos”. Se nos exigió en no pocas ocasiones renunciar a nuestros valores y tradiciones para adaptarnos a la corriente mayoritaria, pero supimos sobrevivir, justamente, porque no nos importó ser pocos o ser menospreciados por ello. Siempre supimos que el camino de la Torá y de los ideales de nuestra tradición conllevaba el ser considerados desde afuera como la excepción que debe ser señalada. La soledad que implicó el no ser parte de la opción “popular”, en vez de alejarnos de D-s y la Torá, nos acercó cada vez más a ella y reafirmó nuestra identidad.
Si se trata solo de convocar a como dé lugar, entonces llenar una sinagoga o cualquier lugar de oración puede llegar a ser una tarea relativamente sencilla, como también puede llegar a ser sumamente popular un judaísmo basado en la magia y la superstición, el ritualismo, la figuración social y la falta de cualquier desafío a crecer y mejorar como persona. Y es por eso que como judíos y miembros de nuestras comunidades debemos ser muy responsables a la hora de evaluar nuestros éxitos y fracasos, y especialmente de compararnos con los demás. Nuestra misión primordial no son las estadísticas o los indicadores numéricos. Ellos son una pauta que debe complementar nuestra reflexión pero jamás reemplazarla, transformándose en un fin en sí mismo.
Aunque suene trivial o haya sido demasiado repetido, el mensaje de la Torá esta semana sigue siendo vigente: Lo que cuenta, fundamentalmente, es la calidad y no la cantidad. Tomar en cuenta el número de amigos que tienes, la cantidad de gente que te admira o cuantos socios tienes en tu comunidad puede ser provechoso si lo haces en forma responsable, pero también puede llevarte por mal camino si pierdes la perspectiva y lo transformas en el fin ulterior. Lo que debe ser contado, como hace D-s con el pueblo en el desierto, no son las personas en sí, sino sus méritos, mitzvot, valores y actitudes.
Shabat Shalom uMeboraj!

[1] Rashi a bemidbar 1:18. Esta idea la aprendi de mi amigo y maestro el Rabino Gustavo Suraszki.

DESDE LA COMUNIDAD HEBREA DE GUADALAJARA TE DESEAMOS SHABAT SHALOM !!!

SHABAT BEJUKOTAI

21 de Mayo de 2011 - 17 de Iar de 5771

SE VIENE EL
IS-RALLY 2011 !!!

TALMUD
PROXIMA CLASE
Miércoles 18 de mayo a las 20.30 hs.


XIII CONVENCION DE LA UJCL
GUADALAJARA 2012

WIZO
PROXIMA ACTIVIDAD

No se pueden perder este evento!
Martes 24 de mayo de las 8:30 pm en el Hotel Hilton, dentro del 14º Festival Cultural de Mayo las invito a la presentación de un trío de virtuosos de los Estados Unidos:
Oboísta Serena Griffin graduada de la Escuela de Música Butler de la universidad de Texas, Profesor de oboe en la Universidad de Guadalajara, quien se presenta regularmente con la Orquesta Sinfónica de Corpus Christi; flautista y pianista Helen Benson, y la pianista Carolina Rodríguez Russum originaria de Guadalajara quien ha estudiado en varias universidades de Estados Unidos y Canadá, incluyendo la Universidad Juilliard de Nueva York.
Tocarán música de Joseph Landers, William Grant Still, Robert Muczynski y Josseph Schwantener.
ENTRADA LIBRE previa Reservación
(solo necesitamos los nombres de quienes van a asistir)


LOS RABINOS DE LA UJCL
ESCRIBEN EL COMENTARIO DE LA PARASHA

Rabino Gustavo Kraselnik (Panamá)
Parashat Bejukotai, la última de las diez porciones que conforman Sefer Vaikrá (Levítico), nos invita a reflexionar sobre uno de los temas más debatidos de la experiencia religiosa: la teodicea, es decir, la justicia divina y su funcionamiento.
Nuestra parashá comienza enumerando las bendiciones de Dios por la observancia de las mitzvot (Lv. 26:3-13) para pasar luego a las maldiciones en caso de su no cumplimiento (Id. 26 14-45). Dos principios importantes emergen de estos pasajes, el primero, el libre albedrío del ser humano; el segundo, las consecuencias de las decisiones tomadas como fruto de esa libertad.
Si bien el término “teodicea” es relativamente reciente (creado por el filosofo alemán Gottfried Leibniz a principios del siglo XVIII) la inquietud por comprender como opera la retribución de Dios al accionar humano es tan antigua como el hombre.
Explicar el sufrimiento del justo ha sido desde siempre un desafío para aquel que escucha conmovido las palabras de Jeremías (17:7-8): “Bendito sea aquel que confía en Dios, pues no defraudará Dios su confianza. Es como árbol plantado a las orillas del agua, que a la orilla de la corriente echa sus raíces. No temerá cuando viene el calor, y estará su follaje frondoso; en año de sequía no se inquieta ni se retrae de dar fruto.” O de quien comparte la visión del Salmista (92:12) “El justo como la palma florecerá...”
Sin embargo, ya el autor del libro de Job plantea su objeción a la sencilla ecuación que iguala sufrimiento con castigo, expresando que los designios de Dios son incomprensibles para los seres humanos (42:2-3). Y la aparición del concepto del Olam Habá (el mundo venidero) en el mundo post-bíblico, pareciera ser un intento por brindar una respuesta que justifique el accionar divino, cuando la realidad en el Olam Hazé (este mundo) pareciera no hacerlo.
El RaMBaM (Maimónides, España siglo XII) en su conocida introducción al capítulo 10 del tratado de Sanhedrín de la Mishná, desarrolla una larga disquisición sobre el tema de la recompensa divinas que aparece en la Torá. Afirma que es un recurso pedagógico para guiar al hombre en su crecimiento espiritual, ya que este, en su limitada capacidad, no aprecia el valor intrínseco de la observancia de las mitzvot y necesita un estímulo para hacerlo: “Estudia y recibirás una golosina o un dulce”.
Hoy en día, que casi diariamente tenemos noticias sobre terremotos, inundaciones y toda serie de catástrofes naturales y accidentes, (no es que antes no ocurriesen sino que hoy la información nos llega inmediatamente y encima con imágenes) cuesta mucho seguir sosteniendo desde un punto de vista racional que las cosas suceden bajo control de la Hashgajá Elohit (la Providencia Divina).
Las distintas respuestas a la pregunta ¿Dónde estuvo Dios durante la Shoá?, son intentos por construir una nueva teología que incluya una redefiniicón de la teodicea. El impacto de tan trágica experiencia ha tirado por la borda las definiciones tradicionales.
Y quizás precisamente debido a la dificultad que nos plantea la concepción clásica de premio y castigo - que sigue predominando en nuestra liturgia - podamos regresar a la Torá y encontrar allí algunas enseñanzas valiosas para nuestras vidas.
Si dejamos de lado los fenómenos naturales (hoy sabemos mucho más sobre como se originan) podemos ver que nuestra parashá, al igual que otros pasajes, coloca al colectivo, y no al individuo, como destinatario de la retribución. Lluvia, cosecha, pestes, invasores, etc. son fenómenos que afectan por igual a todos los integrantes de la sociedad. La sequía, la invasión de fieras salvajes y el triunfo sobre los enemigos no hace distingo entre los diversos componentes de la comunidad.
De esta forma, así como la sociedad como un todo es la destinataria de las bendiciones o las maldiciones, podríamos asumir que es también la construcción social y no el individuo, la que, de acuerdo a su observancia o no de las mitzvot, se vuelve responsable por la correspondiente retribución.
Si avanzamos un paso más e invertimos la fórmula, podemos afirmar entonces que una sociedad que funciona de acuerdo a los valores que emergen de la Torá (justicia, solidaridad, compromiso, paz, etc.) va a generar la dinámica que permita a sus integrantes vivir una vida de “bendiciones”, mientras que por el contrario, una sociedad en donde no se manifiesten estos principios, será una “maldición” habitar en ella.
Por eso, más allá de la propia teología y la interpretación que le demos a la justicia divina, la Torá nos convoca, en un plano más terrenal, a ser capaces de construir comunidades que den testimonio de las más nobles cualidades humanas y así hacernos generadores de las bendiciones de la vida. Ese debe ser el horizonte que guíe nuestro camino.
Shabat Shalom uMeboraj!

DESDE LA COMUNIDAD HEBREA DE GUADALAJARA TE DESEAMOS SHABAT SHALOM !!!

SHABAT BEHAR

14 de Mayo de 2011 - 10 de Iar de 5771

PROXIMAS ACTIVIDADES
~ Domingo 22/5: Actividad familiar de Iom haAtzmaut y Lag baOmer
~ Domingo 29/5: Mezutón - La maratón latinoamericana de la mezuzá

XIII CONVENCION DE LA UJCL
GUADALAJARA 2012

WIZO
COMIDA DEL DIA DE LAS MADRES

LOS RABINOS DE LA UJCL
ESCRIBEN EL COMENTARIO DE LA PARASHA
Rabino Mario Gurevich (Aruba)
Pareciera que los judíos debemos pasarnos la vida contando.
La semana pasada se nos ordenó contar el Omer: siete semanas comenzando la segunda noche de Pesaj y que debe llevarnos en el día cincuenta a la fiesta de Shavuot. Un conteo ascendente que nos conduce desde la celebración de la libertad hasta el momento cúspide de nuestra historia, la Revelación frente al Monte Sinai.
Y esta semana (Parashat Behar) Lev. 35:1 se nos ordena que al llegar a la tierra de Israel debíamos contar una semana de años y celebrar el Shabat de la tierra (Shmita) y más aún, una semana de semanas de años y el numero cincuenta celebrar un Jubileo (Yovel).
Leí alguna vez que el número siete es el ADN del pueblo judío y estoy tentado a creer que es así. Por qué tantos sietes? Por qué la insistencia en la semana?
Porque todas esas cuentas nos retrotraen a la historia de la Creación y de esa manera a reflexionar en la peculiar relación de Dios con los hombres.
Nuestro semanal Shabat es la forma singular judía de santificar el tiempo y de reconocer a Dios como el autor del Universo y nuestras vidas.
Pero la reiteración de la cuenta, por ejemplo en las siete semanas que van de Pesaj a Shavuot, desde la libertad hasta la Revelación tiene también ese mismo propósito, ya que nuestra salida de Egipto tuvo como clave la voluntad divina y la libertad no hubiera tenido sentido sin una Ley que guiara nuestras vidas y nos hiciera merecedores de ella.
El conteo de los años de la Shmita y el Yovel introducen una nueva perspectiva. El descanso de la tierra, más allá de sus obvias ventajas en una sociedad agrícola tenía por objeto mostrar nuestro respeto por el equilibrio de la naturaleza y por ende con su Creador.
Y adicional a ello el ingrediente de la justicia social con un jubileo donde las tierras volvían a sus propietarios originales, las deudas eran perdonadas y los siervos liberados de su servidumbre.
Con la lección que ni pobreza ni riqueza son necesariamente destinos ineludibles transmitidos de generación a generación, ni lo son la condición social ni los vaivenes de la economía, ya que por encima de todo ello debe reinar la armonía entre las gentes, la conducta moral y el amor al prójimo.
Un poco utópico quizás. Pero este es el modelo de armonía que nos presenta la Torá y al que debemos aspirar.
Ben Gurión dijo alguna vez que en Israel, quien no cree en milagros no es realista.
Y yo me atrevería a agregar como corolario que la utopía es el mandamiento no escrito de la Torá y de alguna manera el sustento de nuestra creencia mesiánica; esto es que, pese a todas las evidencias, podemos aspirar y esperar a ver un mundo mejor, sin las desigualdades, dolores y conflictos que hoy aún nos abruman.
Shabat Shalom uMeboraj!

DESDE LA COMUNIDAD HEBREA DE GUADALAJARA TE DESEAMOS SHABAT SHALOM !!!

SHABAT EMOR

7 de Mayo de 2011 - 3 de Iar de 5771

IOM HAATZMAUT EN LA CHG
CINE DEBATE Y CENA ISRAELI
El próximo lunes, 9 de mayo a las 20.00 hs., y con motivo de un nuevo aniversario del establecimiento del Estado de Israel, nos reuniremos en la comunidad para ver la película "Caminar sobre el Agua" y compartir una cena israelí de primer nivel. Aquí el trailer de la película:


IOM HASHOA VEHAGVURA
Aquí pueden ver algunas fotos del acto de recordación que realizamos el pasado lunes con motivo de Iom haShoa vehaGvura.



NUEVA CLASE DE TALMUD
Este miércoles, 4 de mayo a las 20.30 hs. retomamos nuestro grupo de estudio de Talmud.
Puedes seguir la clase por aquí en vivo y en directo!


LA CHG PARTICIPA
DEL MEZUTON
El domingo 29 de mayo nuestra comunidad se sumará a un proyecto continental de la Asamblea Rabínica Latinoamericana con el objetivo de colocar mezuzot en todas aquellas casas que todavía no cuenten con ellas.
Tu compras el klaf (pergamino) y nosotros te regalamos el bait (caja)!!!

Al finalizar el evento, compartiremos una comida entre todos los participantes!

Para más información sobre el Mezuton - La Maratón Latinoamericana de la Mezuza - te invitamos a que ingreses aquí!

WIZO
PROXIMA ACTIVIDAD

Martes 10 de mayo a las 20.00 hs. en Toks Universidad, y con motivo del Día de la Madre!
Por favor les pedimos que confirmen con anticipación para reservar una mesa acorde!
Gracias!

LOS RABINOS DE LA UJCL

ESCRIBEN EL COMENTARIO DE LA PARASHA
Rabino Claudio Jodorkovsky (Colombia)
Una famosa historia cuenta acerca de un hombre que en una oportunidad se acercó a su rabino para que lo convirtiera en Cohen. Y ante la negativa del rabino el hombre comenzó a insistir y a repetir su petición periódicamente, haciendo que en un momento la paciencia del rabino se agotara. Fue entonces que el rabino le preguntó: “¿Me podrías decir por qué insistes tanto en esto de que te “convierta” en Cohen?”. El hombre le respondió: “Rabino, es una cuestión familiar: ¡Mi abuelo era Cohen, mi papá era Cohen, y yo también quiero ser Cohen!”
Muchas veces pensamos que ser Cohen, descendiente de sacerdotes, implicaba únicamente privilegios: Ser el primero en ser llamado a la Torá, tener el honor de bendecir al pueblo de Israel a través del Birkat Kohanim – la bendición sacerdotal -, y tener a cargo la redención de los niños primogénitos en la ceremonia de Pidión Haben.
Pero nuestra parashá, Emor, nos enseña que detrás del prestigio y los privilegios que implicaban ser descendiente de sacerdotes, los cohanim estaban además sometidos a varias restricciones: Solo podían casarse con determinadas mujeres y no podían impurificarse al entrar en contacto con algún fallecido, lo cual implicaba no poder ingresar a un cementerio ni tampoco estar presente en un entierro, con la excepción de un familiar muy cercano. Y estas regulaciones eran todavía más estrictas en el caso del Cohen Gadol, el Sumo Sacerdote del Pueblo de Israel, a quien incluso se le prohibía participar en el entierro de sus propios padres.
Podría llamar la atención la severidad de esta última norma: ¿No poder participar en el entierro de sus padres? ¿Acaso no era posible realizar una excepción? Ocurre que el Cohen Gadol tenía una función tan elevada, tan importante y con tantas responsabilidades, que si era distraído o si se descuidaba con la más mínima interrupción, eso podía traer graves consecuencias, no para él sino para todo el pueblo de Israel. El enorme privilegio de representar al pueblo y guiar su destino, debía ir ligado necesariamente a ese enorme sacrificio, que si bien tenía un costo alto, era imprescindible para el ejercicio de la tarea. Y como cualquier líder, el Cohen Gadol sabía que para poder serlo, debía estar dispuesto a hacer esas renuncias.
Ciertamente la figura del Cohel Gadol y sus responsabilidades hacia el pueblo vienen a confirmar una verdad que conocemos de observar la vida de aquellos que rigen los destinos de nuestros países e nuestras instituciones: Largas jornadas de trabajo, reuniones interminables, horas que no pueden ser dedicadas a los hijos o a los padres. El sacrificio es grande y no solo de los líderes, sino también de sus familias. Pero si bien la tarea es esforzada, al lado de ese gran esfuerzo y de esas renuncias, tal como lo hacía el Cohen Gadol, está también el honor y el orgullo de saber que se está aportando para el bien común y la continuidad de nuestro pueblo.
Muchas veces decimos que no cualquiera puede ser un líder o ejercer un cargo de representación: Si lo único que se pretende es disfrutar el privilegio y no existe vocación de entrega y sacrificio, probablemente esa supuesta vocación termine por no sostenerse y tarde o temprano vea su propio fracaso. Pero, al mismo tiempo, también es verdad que en mayor o menor medida todos somos uno poco líderes: Todos nosotros somos ejemplo o modelo para otros, ya sea para nuestros hijos, alumnos o amigos, y es ahí cuando pienso que la Torá viene a darnos un importante mensaje:
El enorme privilegio de ser judíos conlleva necesariamente el sacrificio del trabajo comunitario y la dedicación hacia nuestras instituciones. Y si pertenecer a nuestro pueblo es vivido por nosotros como un orgullo y un privilegio, no podemos quedarnos solo con ese “kavod” (honor) y dejarnos tentar por el conformismo de la no participación. Así como el Cohen Gadol entregaba mucho de sí y tenía el honor de representar al pueblo ante D-s en las tareas más sagradas, así también cada uno de nosotros somos llamados a entregar lo mejor de nuestro ser, en tiempo, esfuerzo, trabajo, dinero y capacidad, para asegurar la continuidad de nuestra tradición a través del trabajo comunitario.
No tenemos ya un Cohen Gadol y a nadie se le exige un sacrificio tan grande como no asistir al entierro de sus padres, pero en tiempos en que hay tantos judíos que se alejan de sus raíces y comunidades enteras que están debilitadas, la continuidad judía nos llama en primer lugar a que podamos vencer la apatía de la falta de participación y la comodidad que nos lleva a delegar en otros la construcción del futuro del pueblo judío. No podemos pensar “que sean otros los que se ocupen de la comunidad”, porque corremos el riesgo de que un día, D-s no lo quiera, todos lleguemos a pensar de manera similar.
Nosotros sabemos de qué se trata ser judíos y disfrutamos cada día del orgullo de ser parte de nuestro pueblo. Por esa razón, no olvidemos nunca que los privilegios siempre implican responsabilidades. O como una vez le escuché decir a un querido rabino: Ser judío hoy en día se parece a andar en bicicleta: No puedes dejar de pedalear. Si lo haces, no solo te detendrás, sino que además terminarás cayendo.
Quiera D-s bendecirnos con gratitud, humildad y sentido de responsabilidad para que podamos aportar lo mejor de nosotros al fortalecimiento de nuestra hermosa y querida tradición.
Shabat Shalom uMeboraj!

DESDE LA COMUNIDAD HEBREA DE GUADALAJARA TE DESEAMOS SHABAT SHALOM !!!