15 de Marzo de 2008 - 8 de Adar II de 5768
Parasha: Levítico 1:1 - 5:26
Maftir: Deuteronomio 25:17-19
Haftara: Ezequiel 43:10-27Encendido de Velas: Viernes 18:44 hs.
Motzaei Shabat: Sábado 19:36 hs.
Motzaei Shabat: Sábado 19:36 hs.
Encendido de Velas del Próximo Shabat: 18:46 hs.
FAMILIA ANFITRIONA
Este Shabat, nuestros anfitriones serán Claudio, Graciela, Ricardo y Jonathan Chejfec y Ernesto Buchbinder !!!
PROXIMAS ACTIVIDADES
FECHAS IMPORTANTES!
FECHAS IMPORTANTES!
~ Viernes 14/3 - 19.30 hs.
Continuamos con nuestro proyecto de Kabalat Shabat Familiar. Un momento de aprendizaje compartido entre padres, abuelos, hijos, nietos, a partir de canciones, reflexiones y tefilot. Nunca es tarde para comenzar a participar. Te esperamos!
~ Miércoles 19/3 - 20.30 hs.
Seguimos con nuestro grupo de lectura de la Guía de los Perplejos de Maimónides. Este próximo miércoles terminaremos de trabajar el concepto de la Profecía de acuerdo al Rambam.
~ Ceremonias de Recordación de esta próxima semana...
Aby Mizrahi z"l
Miércoles 19/3 - 20.00 hs. - Arvit en la Comunidad
PURIM EN LA CHG
La semana próxima festejaremos Purim juntos y en comunidad. Los horarios de las Tefilot, en las cuales daremos lectura a la Megila de Ester, serán:
~ Jueves 20/3 - 20.00 hs. - Arvit
~ Viernes 21/3 - 9.00 hs. - Shajarit
Si estás aquí en la ciudad, no te lo puedes perder. Te esperamos!
Asimismo, aprovechamos para compartir algunos recursos sobre la festividad de Purim:
VIAJE REGIONAL A ISRAEL
Les recordamos a todos los interesados en nuestro viaje regional a Israel que la fecha final para anotarse es el 10 de Abril. Los invitamos a que si están interesados en viajar se acerquen a la administración para dejar sus datos. Muchas gracias!
PENSAMIENTOS CONTEMPORANEOS...
"He aquí los siete consejos más importantes para darle la bienvenida a una persona:
1. Reconoce la presencia del otro. No ignores a nadie. No hagas sentir a nadie que es menos importante que la conversación que estas teniendo, la tarea que estas realizando, u otras personas que son parte de tu vida.
2. Acércate a las personas con una actitud de bienvenida. Se entusiastamente amistoso. Da el primer paso. Haz que el lenguaje de tu cuerpo sea congruente con tus palabras: Haz contacto visual, mantén el contacto visual, sonríe, haz un guiño o muestra empatía de alguna otra forma.
3. Saluda al otro. En la sinagoga, ofrece un saludo especial sumado al usual: “Hola, ¿cómo estás?” Agrega: “Bienvenido, Shabat Shalom, ¿cómo estás?” o el saludo adecuado para cada festividad, o un “Mazal Tov” o “Felicidades.” Recuerda que algunas personas llegan a la congregación mientras están de duelo; recíbelos diciendo “lamento mucho tu pérdida.”
4. Ofrece asistencia, guía o sostén. “¿Puedo ayudarte? ¿Qué puedo hacer por ti? Permíteme enseñarte adónde se encuentra el salón de los niños.” No señales con tu dedo hacia un largo pasillo con un complicado set de direcciones; ofrece llevar a las personas hasta allí.
5. Responde todas las preguntas con respeto. No existen preguntas judías tontas. Si no sabes la respuesta, promete encontrarla y hacer un seguimiento del tema.
6. Introduce a las nuevas personas a otros. Construye comunidad a partir de conectar a las personas que comparten etapas de la vida, afinidades, o que viven en el mismo vecindario.
7. Agradece a las personas por haber venido. El otro costado de dar la bienvenida es el saludo final, cuando expresas agradecimiento a las personas ocupadas que se han tomado el tiempo para participar de la comunidad.”
1. Reconoce la presencia del otro. No ignores a nadie. No hagas sentir a nadie que es menos importante que la conversación que estas teniendo, la tarea que estas realizando, u otras personas que son parte de tu vida.
2. Acércate a las personas con una actitud de bienvenida. Se entusiastamente amistoso. Da el primer paso. Haz que el lenguaje de tu cuerpo sea congruente con tus palabras: Haz contacto visual, mantén el contacto visual, sonríe, haz un guiño o muestra empatía de alguna otra forma.
3. Saluda al otro. En la sinagoga, ofrece un saludo especial sumado al usual: “Hola, ¿cómo estás?” Agrega: “Bienvenido, Shabat Shalom, ¿cómo estás?” o el saludo adecuado para cada festividad, o un “Mazal Tov” o “Felicidades.” Recuerda que algunas personas llegan a la congregación mientras están de duelo; recíbelos diciendo “lamento mucho tu pérdida.”
4. Ofrece asistencia, guía o sostén. “¿Puedo ayudarte? ¿Qué puedo hacer por ti? Permíteme enseñarte adónde se encuentra el salón de los niños.” No señales con tu dedo hacia un largo pasillo con un complicado set de direcciones; ofrece llevar a las personas hasta allí.
5. Responde todas las preguntas con respeto. No existen preguntas judías tontas. Si no sabes la respuesta, promete encontrarla y hacer un seguimiento del tema.
6. Introduce a las nuevas personas a otros. Construye comunidad a partir de conectar a las personas que comparten etapas de la vida, afinidades, o que viven en el mismo vecindario.
7. Agradece a las personas por haber venido. El otro costado de dar la bienvenida es el saludo final, cuando expresas agradecimiento a las personas ocupadas que se han tomado el tiempo para participar de la comunidad.”
Dr. Ron Wolfson, “The Spirituality of Welcoming,” pp. 69-70
COMENTARIO DE LA PARASHA
Rabino Pablo Berman
Comunidad Israelita de El Salvador
PARASHAT VAIKRA, o ¿sabes que olor tienen los recuerdos?
¿Me permiten que les lea una poesía? Se llama Belleza, su autora es Isabel Rodríguez, y dice así:
El día, la luz, la gente,
Todo dilapida belleza,
Que silencia un misterio,
¿Cuantos nombres de Di’s guarda lo bello?
Su secreto es lo vulnerable.
Se asombra, mi alma, caminando despacio, y tiene miedo,
¿Sabes tú como es el olor de la belleza?
Todo dilapida belleza,
Que silencia un misterio,
¿Cuantos nombres de Di’s guarda lo bello?
Su secreto es lo vulnerable.
Se asombra, mi alma, caminando despacio, y tiene miedo,
¿Sabes tú como es el olor de la belleza?
Les pregunto, ¿saben ustedes como es el olor de la belleza? ¿a que huele? ¿Como es el infinito mundo de los olores que nos traen los mas bellos recuerdos? Piensen, intenten un viaje fugaz al pasado a través de los olores, de los aromas en el medio de los cuales fuimos creciendo. El aroma de una buena comida, de un buen vino, del perfume de alguna novia o del primer novio, esas cosas no se olvidan. El aroma de esa primera flor que nos regalaron, que guardamos apretada contra las hojas de un libro, el olor de un libro viejo, que no abrimos hace años, y tantas cosas…
Yo me acuerdo el olor de Pesaj, el olor de Iontev, ese olor a guefilte fish inconfundible de la casa de mi mama. Era entrar, en realidad era ir subiendo por el ascensor y ya ir respirando hondo los aromas de la fiesta. A parte hace algunos años atrás era la sumatoria de olores a guefilte fish de todas las familias judías que vivían en el edificio. Algunos ya no están, han hecho Aliá, algunos van a las casas de sus hijos, y los hijos ya no es lo mismo, es otra cosa, es otra generación, y yo soy hijo de esa generación, y no se si en esto coincidirán conmigo, ya no es lo mismo.
Di’s también recibe con alegría los buenos aromas. Comenzamos a leer el libro de Vaikra, tercer libro de la Tora, que comienza relatando cada uno de los korbanot, de las ofrendas de elementos vegetales y animales ofrecidas en algún momento de la historia judía por el pueblo de Israel que realizaba el Cohen, en su nombre y en nombre del pueblo. La Tora repite una y otra vez la expresión: “ishe reaj nijoaj la A-donai”. “…y tomará el sacerdote de aquella ofrenda, y la hará arder sobre el altar. Ofrenda encendida, aroma grato ante A-do-nai. El libro de Bereshit nos muestra una escena similar cuando Noaj ofrenda a Di’s, luego de concluido el diluvio, y nos dice la Tora: “…vaiaraj Ad-onai et reaj hanijoaj…” “…y respiro, inhaló Di’s ese aroma grato”. La Tora se expresa así para mostrarnos la complacencia divina, de esta búsqueda constante de acercamiento a Di’s, de distintas maneras de acercarnos a Di’s a través de los tiempos.
“Vaiaraj Ado-nai et reaj hanijoaj” inhaló Di’s, respiró profundo esos aromas gratos entregados por el hombre, igual que nosotros, igual que yo subiendo por el ascensor en erev iontev, inhalo profundo para guardar en los recuerdos ese aroma de la fiesta, ese piut shel jag. Me encanta ese cuento. “Piut shel jag”. “La poesía de la festividad”. El aroma de la fiesta. ¿Alguien conoce el relato?
Durante todos los años que Aharón Mirkin vivió en la gran ciudad solía, una vez al año para Jag Hapesaj viajar a su pequeño pueblo natal a casa de su padre para “saborear el verdadero Piut shel Jag.
Después de la muerte de sus padres intentó buscar hogares de conocidos, en los cuales se celebraba el Seder en la noche de Pesaj. Pero pocas veces lo consiguió. La mayoría de sus conocidos eran hijos de la nueva generación que no festejaban las festividades o que las observan sólo parcialmente. Jametz junto con matza.
Aún aquellos pocos que celebraban el Seder no conseguían imbuirle ni un poco de aquel Piut Shel Jag que el tanto añoraba.
¿Esto es un Seder -solía burlarse- en el que los kneidalaj son más importantes que la Hagadá? Sólo después que Aharón encontró una mujer afín a sus ideas, nació en él la esperanza de volver a saborear el verdadero sabor de Jag Hapesaj.
Su joven mujer era hija de un Rabino de un pequeño pueblo; aunque ya hacia varios años que vivía en la ciudad y no cumplía con todas las mitzvot no había desaparecido de su corazón el sentimiento del sabor religioso y recibió con satisfacción la propuesta de su esposo de celebrar Pesaj según las normas: “como en la casa de papá”
Aharón se esforzó con los preparativos varios días antes de la fecha, para que fuera un verdadero Seder. La noche de Pesaj fue a la sinagoga a rezar y su esposa Esther preparó la mesa según todas las costumbres que conservaba en su memoria.
Cuando regresó de la sinagoga encontró una mesa bellamente tendida. Sobre ella la keara con jaroset, karpas, velas encendidas. Todo alrededor brillaba. Sólo un momento se iluminó en el rostro de Aharón, pero inmediatamente después sintió que lo fundamental faltaba allí.
Todo era aroma festivo, pero el Piut Shel Jag faltaba. No dijo nada. Aún ardía en su corazón una chispa de esperanza...que pronto saldría de su escondite el Piut y se le rebelaría.
Tomó el Sidur y leyó en voz alta el Kidush, con la melodía de su padre. Después de tomar el vino, miró hacia todos los rincones de la habitación, quizás desde alguno de ellos espiaba el ansiado Piut, pero no estaba…
Leyó la Hagada con la melodía tradicional imitando también todos los gestos de su padre, tal vez surgiría el Piut que tanto anhelaba en su alma, pero en vano. Luego, comió la comida festiva alabó a su joven esposa que tantos manjares de Pesaj había preparado; leyó la segunda parte de la Hagada apresuradamente no como había planeado cantar hasta la medianoche. Después del Seder, salieron a pasear. Era una noche de luna clara, era temprano y en las casas aún continuaba la cena. La pareja caminaba lentamente, cada uno sumido en sus pensamientos. Aharón Mirkin pensaba, el Piut no es algo que pueda ser logrado artificialmente, sino que está celosamente oculto en el corazón judío y es éste quien lo irradia en el Seder. Pero el corazón de esta joven generación se vació, y no veo la forma de llenar esta carencia.
Esther, como percibiendo los sentimientos de su marido, se dirigió a él diciéndole: ¿Sabes. Aharón qué se me ocurrió? El año próximo viajaremos para Pesaj a lo de mi padre, allí el Seder es más lindo. ¿No crees?
Al cabo de un año viajó Aharón con su esposa a la casa del padre de ella, el Rabino del pequeño pueblo. Llegaron en la víspera del Pesaj, por la tarde.
En cuanto entró, lo envolvió el aroma de Pesaj. Le pareció que retornaban a él los días de su infancia. En la noche del Seder ni bien regresaron de la sinagoga, miró a su alrededor y vio el ansiado Piut depositado en cada rincón de la casa, en cada pliegue del rostro de aquel anciano, en cada palabra que salía de su boca. Aharón observó a su esposa que estaba sentada frente a él. Sus ojos estaban concentrados en la Hagada, sus labios murmuraban siguiendo a su padre. Le pareció que también ella, estaba envuelta en el Piut.
Desde hacía muchos años, desde el tiempo en que Aharón festejaba el seder en la casa de sus padres no había saboreado el verdadero sabor de la festividad como en esta noche.
Se vio a sí mismo como si una pesada carga cotidiana que desde hacía muchos días lo oprimía se desprendía de él, y se sintió aliviado. También esta vez salió con su esposa a pasear después del seder. Era pasada la medianoche. Afuera reinaba el silencio, casi no se veía gente. Sólo la luna llena acompañaba a las dos personas que caminaban en silencio sin pronunciar palabra.
Un sólo pensamiento había en su mente y en su corazón: “Nosotros, hijos de esta generación. Todavía tenemos la posibilidad de venir a reunirnos en la casa de nuestros padres que conservaron en sus almas tesoros de calor y santidad. Pero nuestros hijos... ¿encontrarán ellos el Piut en nuestras casas?¿Hacia donde irán cuando el frío inunde sus espíritus?
¿Hacia donde iremos cuando el frío inunde nuestros espíritus? Guardemos el aroma de la fiesta, guardemos esos aromas para que las próximas generaciones no tan próximas, por que ya las tenemos aquí, puedan sentir el piut shel jag, puedan respirar profundo y sentir esos aromas gratos que nos llenan de recuerdos. Recuperemos en cada rincón de nuestras casas esos sabores gratos a las tradiciones con las cuales crecimos, para que nuestros hijos y nuestros nietos puedan encontrar junto a nosotros el aroma de la festividad.
Les pregunto de vuelta, ¿saben ustedes como es el olor de la belleza?
Shabat Shalom Umeboraj
Yo me acuerdo el olor de Pesaj, el olor de Iontev, ese olor a guefilte fish inconfundible de la casa de mi mama. Era entrar, en realidad era ir subiendo por el ascensor y ya ir respirando hondo los aromas de la fiesta. A parte hace algunos años atrás era la sumatoria de olores a guefilte fish de todas las familias judías que vivían en el edificio. Algunos ya no están, han hecho Aliá, algunos van a las casas de sus hijos, y los hijos ya no es lo mismo, es otra cosa, es otra generación, y yo soy hijo de esa generación, y no se si en esto coincidirán conmigo, ya no es lo mismo.
Di’s también recibe con alegría los buenos aromas. Comenzamos a leer el libro de Vaikra, tercer libro de la Tora, que comienza relatando cada uno de los korbanot, de las ofrendas de elementos vegetales y animales ofrecidas en algún momento de la historia judía por el pueblo de Israel que realizaba el Cohen, en su nombre y en nombre del pueblo. La Tora repite una y otra vez la expresión: “ishe reaj nijoaj la A-donai”. “…y tomará el sacerdote de aquella ofrenda, y la hará arder sobre el altar. Ofrenda encendida, aroma grato ante A-do-nai. El libro de Bereshit nos muestra una escena similar cuando Noaj ofrenda a Di’s, luego de concluido el diluvio, y nos dice la Tora: “…vaiaraj Ad-onai et reaj hanijoaj…” “…y respiro, inhaló Di’s ese aroma grato”. La Tora se expresa así para mostrarnos la complacencia divina, de esta búsqueda constante de acercamiento a Di’s, de distintas maneras de acercarnos a Di’s a través de los tiempos.
“Vaiaraj Ado-nai et reaj hanijoaj” inhaló Di’s, respiró profundo esos aromas gratos entregados por el hombre, igual que nosotros, igual que yo subiendo por el ascensor en erev iontev, inhalo profundo para guardar en los recuerdos ese aroma de la fiesta, ese piut shel jag. Me encanta ese cuento. “Piut shel jag”. “La poesía de la festividad”. El aroma de la fiesta. ¿Alguien conoce el relato?
Durante todos los años que Aharón Mirkin vivió en la gran ciudad solía, una vez al año para Jag Hapesaj viajar a su pequeño pueblo natal a casa de su padre para “saborear el verdadero Piut shel Jag.
Después de la muerte de sus padres intentó buscar hogares de conocidos, en los cuales se celebraba el Seder en la noche de Pesaj. Pero pocas veces lo consiguió. La mayoría de sus conocidos eran hijos de la nueva generación que no festejaban las festividades o que las observan sólo parcialmente. Jametz junto con matza.
Aún aquellos pocos que celebraban el Seder no conseguían imbuirle ni un poco de aquel Piut Shel Jag que el tanto añoraba.
¿Esto es un Seder -solía burlarse- en el que los kneidalaj son más importantes que la Hagadá? Sólo después que Aharón encontró una mujer afín a sus ideas, nació en él la esperanza de volver a saborear el verdadero sabor de Jag Hapesaj.
Su joven mujer era hija de un Rabino de un pequeño pueblo; aunque ya hacia varios años que vivía en la ciudad y no cumplía con todas las mitzvot no había desaparecido de su corazón el sentimiento del sabor religioso y recibió con satisfacción la propuesta de su esposo de celebrar Pesaj según las normas: “como en la casa de papá”
Aharón se esforzó con los preparativos varios días antes de la fecha, para que fuera un verdadero Seder. La noche de Pesaj fue a la sinagoga a rezar y su esposa Esther preparó la mesa según todas las costumbres que conservaba en su memoria.
Cuando regresó de la sinagoga encontró una mesa bellamente tendida. Sobre ella la keara con jaroset, karpas, velas encendidas. Todo alrededor brillaba. Sólo un momento se iluminó en el rostro de Aharón, pero inmediatamente después sintió que lo fundamental faltaba allí.
Todo era aroma festivo, pero el Piut Shel Jag faltaba. No dijo nada. Aún ardía en su corazón una chispa de esperanza...que pronto saldría de su escondite el Piut y se le rebelaría.
Tomó el Sidur y leyó en voz alta el Kidush, con la melodía de su padre. Después de tomar el vino, miró hacia todos los rincones de la habitación, quizás desde alguno de ellos espiaba el ansiado Piut, pero no estaba…
Leyó la Hagada con la melodía tradicional imitando también todos los gestos de su padre, tal vez surgiría el Piut que tanto anhelaba en su alma, pero en vano. Luego, comió la comida festiva alabó a su joven esposa que tantos manjares de Pesaj había preparado; leyó la segunda parte de la Hagada apresuradamente no como había planeado cantar hasta la medianoche. Después del Seder, salieron a pasear. Era una noche de luna clara, era temprano y en las casas aún continuaba la cena. La pareja caminaba lentamente, cada uno sumido en sus pensamientos. Aharón Mirkin pensaba, el Piut no es algo que pueda ser logrado artificialmente, sino que está celosamente oculto en el corazón judío y es éste quien lo irradia en el Seder. Pero el corazón de esta joven generación se vació, y no veo la forma de llenar esta carencia.
Esther, como percibiendo los sentimientos de su marido, se dirigió a él diciéndole: ¿Sabes. Aharón qué se me ocurrió? El año próximo viajaremos para Pesaj a lo de mi padre, allí el Seder es más lindo. ¿No crees?
Al cabo de un año viajó Aharón con su esposa a la casa del padre de ella, el Rabino del pequeño pueblo. Llegaron en la víspera del Pesaj, por la tarde.
En cuanto entró, lo envolvió el aroma de Pesaj. Le pareció que retornaban a él los días de su infancia. En la noche del Seder ni bien regresaron de la sinagoga, miró a su alrededor y vio el ansiado Piut depositado en cada rincón de la casa, en cada pliegue del rostro de aquel anciano, en cada palabra que salía de su boca. Aharón observó a su esposa que estaba sentada frente a él. Sus ojos estaban concentrados en la Hagada, sus labios murmuraban siguiendo a su padre. Le pareció que también ella, estaba envuelta en el Piut.
Desde hacía muchos años, desde el tiempo en que Aharón festejaba el seder en la casa de sus padres no había saboreado el verdadero sabor de la festividad como en esta noche.
Se vio a sí mismo como si una pesada carga cotidiana que desde hacía muchos días lo oprimía se desprendía de él, y se sintió aliviado. También esta vez salió con su esposa a pasear después del seder. Era pasada la medianoche. Afuera reinaba el silencio, casi no se veía gente. Sólo la luna llena acompañaba a las dos personas que caminaban en silencio sin pronunciar palabra.
Un sólo pensamiento había en su mente y en su corazón: “Nosotros, hijos de esta generación. Todavía tenemos la posibilidad de venir a reunirnos en la casa de nuestros padres que conservaron en sus almas tesoros de calor y santidad. Pero nuestros hijos... ¿encontrarán ellos el Piut en nuestras casas?¿Hacia donde irán cuando el frío inunde sus espíritus?
¿Hacia donde iremos cuando el frío inunde nuestros espíritus? Guardemos el aroma de la fiesta, guardemos esos aromas para que las próximas generaciones no tan próximas, por que ya las tenemos aquí, puedan sentir el piut shel jag, puedan respirar profundo y sentir esos aromas gratos que nos llenan de recuerdos. Recuperemos en cada rincón de nuestras casas esos sabores gratos a las tradiciones con las cuales crecimos, para que nuestros hijos y nuestros nietos puedan encontrar junto a nosotros el aroma de la festividad.
Les pregunto de vuelta, ¿saben ustedes como es el olor de la belleza?
Shabat Shalom Umeboraj
TITULARES DE LA SEMANA
DESDE LA COMUNIDAD HEBREA DE GUADALAJARA TE DESEAMOS SHABAT SHALOM !!!
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